SANTO DOMINGO. Para Bob Nightengale, escritor de béisbol del periódico USA Today y que vota para escoger los miembros del Salón de la Fama de Cooperstown, no hay justificación para que David Ortiz ingrese al templo una vez sea elegible. A continuación, una traducción del escrito.
David Ortiz merece ser un inmortal del béisbol. Ortiz utiliza términos más un poco más colorido al hablar de su candidatura, pero en realidad, eso no debería ni siquiera ser un debate.
El hombre (entró a la jornada de ayer) con 498 cuadrangulares, a apenas dos de la mágica marca de 500 que logra ingreso automático al Salón de la Fama, con la excepción de esos que han sido atrapados, o vinculados, a sustancias para mejorar el desempeño (PED en inglés).
Es la única razón por la que Barry Bonds, Sammy Sosa, Rafael Palmeiro, Manny Ramírez y Mark McGwire no están en el Salón.
Por supuesto, eso puede cambiar, si el receptor Mike Piazza es seleccionado en 2016, considerando las sospechas de esteroides que le rodearon durante su carrera completa. Si Piazza entra, votar por jugadores sospechosos podría alterarse de forma dramática.
Si votas por Piazza, y fingir que no viste el cambio físico, y también ignorar los susurros de empleados del equipo y compañeros, es absolutamente absurdo no votar por Bonds, uno de los más grandes jugadores de la historia.
El debate de las sustancias para mejorar el desempeño usará su cabeza fea cuando Ortiz entre en la boleta.
Ortiz, recuerde, arrojó positivo durante las llamadas pruebas anónimas en 2003. Ortiz insiste que él debe haber tomado una sustancia prohibida que compró sin receta médica. ¿Quién sabe? Quizás fue un falso positivo. Quizás fue atrapado.
Nadie sino Ortiz sabe por seguro, pero en resumidas cuentas él nunca falló en una prueba de dopaje después de que la Major League Baseball implementó el programa en 2004.
Nunca fue castigado, penalizado o tuvo que nombrar abogados ni el caso Biogenesis, BALCO o ninguna otra operación ilegal de drogas prohibidas.
“Nunca supe si tomé algún esteroide”, escribió Ortiz en el sitio Players’ Tribune en abril.
Si usted quiere hablar de números, tratando de convencerse de que el club de 500 jonrones ya no tiene la misma estatura, mire en la disminución de cuadrangulares en el juego hoy día.
Sólo quedan tres semanas para que finalice la temporada, y Chris Davis, de los Orioles (41) (y Nelson Cruz, de los Marineros) son los únicos que han llegado, o pasado a la cifra. Hemos tenido solo siete bateadores que han superado los 50 vuelacercas desde que se implementaron las pruebas de dopaje.
Aún aquí es Ortiz quien se queja de que se ha sometido al menos a 80 pruebas en su carrera, pero sigue entre los bateadores más poderosos del béisbol, a dos meses de cumplir 40 años.
El hombre tiene 32 cuadrangulares, por ocasión 11 en los últimos 13 años ha disparado al menos 28. Ha tenido tranquilamente tres últimos meses monstruosos con promedio de .305, 26 jonrones, 69 carreras impulsadas y un OPS de 1.058 desde el 11 de junio, en 269 turnos al bate.
Si los Medias Rojas fueran contendores en el Este de la Liga Americana, su nombre sería mencionado en las discusiones para el Jugador Más Valioso. En lugar de eso, la coronación de su temporada será batear el jonrón 500, convertirse en el jugador 27 en la historia que alcanza la proeza, cementando su candidatura para Cooperstown.
El real separador para Ortiz, en caso de que alguien todavía lo dude, es su desempeño en playoffs. Ortiz ha dominado la postemporada, ganado tres Series Mundiales para los Medias Rojas. Batea para .295 con un porcentaje de embasarse de .409 y slugging de .553 en 82 partidos.
Si quieres castigarlo por el examen anónimo y confidencial, que él insiste fue simplemente descuido comprando nutrientes, está simplemente equivocado. Ni siquiera estaba comprando androstenedione, el PED que Piazza y McGwire admitieron haber tomado, que todavía no ha sido prohibida por el béisbol.
Paren las tonterías. No hay duda de que Ortiz es un inmortal. La única pregunta es si él tendrá 500 o 600 jonrones a la hora de ser elegible. Te veo en Cooperstown.
Versión Nathanael Pérez Neró
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